lunes, 14 de julio de 2008

ENDOTERMOS vs ECTOTERMOS. EL MITO DE LA SUPERIORIDAD.



Martha Pérez Álvarez1, Dpto. Biología Animal y Humana. Facultad de Biología, Universidad de La Habana.



Endotermo: Panthera tigris.

He seleccionado este exergo para comenzar porque expresa con absoluta claridad el objetivo de este trabajo: combatir el antropocentrismo y tratar de llevar a la mente de los lectores, lo equivocado que resulta encasillar en categorías de “superior o inferior” a un animal, un sistema de órganos o una estructura animal cualquiera, sólo porque no se parece a nosotros.
Lamentablemente esta tendencia está ampliamente difundida. En los libros, es frecuente encontrar afirmaciones tales como:

- La gama de luz “visible” está comprendida entre 400 y 700 nm (del violeta al rojo), es decir, la gama de luz visible es la que el Hombre puede ver y se olvida que otros animales detectan la luz ultravioleta o la infrarroja, invisibles para nosotros.

- Se entiende por sonido aquellas oscilaciones mecánicas que varían entre 20 Hz y 20 kHz. Por debajo del límite inferior es infrasonido, por encima ultrasonido. Nuevamente lo que delimita esta clasificación es la capacidad de detección del oído humano, a pesar de que sabemos que los animales se pueden comunicar entre sí mediante ultrasonido o infrasonido.

Igualmente antropocéntricos somos, cuando al analizar la filogenia consideramos a un animal, más perfecto, complejo, evolucionado, en una palabra, superior, cuanto más cercano esté al Homo sapiens.

De cuánta injusticia evolutiva se encierra en esta idea que todos repetimos, nos percatamos, cuando al estudiar la vida animal nos asombran las complejas conductas sociales de los insectos, por ejemplo, o los sofisticados mecanismos de adaptación al ambiente de muchos animales, o acaso no sofisticados, sino simplemente adecuados para la supervivencia de la especie.

A pesar de ello, lo que nos inculcaron profesores y textos, sigue pesando sobre nosotros y a veces yo misma me sorprendo diciendo “en los vertebrados inferiores...”, cuando quiero referirme a algún animal con columna vertebral, pero que no tiene ni pelos ni plumas. De manera que he resuelto usar los términos endotermos y ectotermos, que responden a la clasificación de los animales de acuerdo a la forma en que obtienen el calor (de su propio metabolismo o del medio externo), porque permiten también diferenciar aves y mamíferos del resto de los animales, sin colocarlos antropocéntricamente en escalones diferentes.

Vale la pena señalar que las especies se pueden considerar “inferiores” o “superiores” a otras, de acuerdo a diferentes criterios como complejidad, independencia relativa del ambiente, antigüedad evolutiva o competitividad. La “superioridad” de una especie respecto a otras, en un momento de la evolución debido, por ejemplo, a su competitividad, pudo haber sido la causa de la desaparición de algunas especies o de su desplazamiento de un hábitat determinado. Pero me voy a referir solamente a la tendencia a suponer que los animales más antiguos sobre la Tierra, son necesaria y absolu-tamente inferiores a los que surgieron después, lo cual nos lleva a ser antropocéntricos.

En primer lugar, llama la atención que el número de especies animales que no son ni aves ni mamíferos sobrepasa ampliamente el de estos últimos. ¿Cómo habrán logrado entonces adaptarse, sobrevivir, no extinguirse, siendo inferiores? [...]


[...]
Todos los animales están razonablemente adaptados a su medio ambiente utilizando estrategias distintas para resolver problemas análogos”, sin que por ello sean superiores ni inferiores, añadiría yo.

Para leer este interesante artículo al completo:
http://www.dict.uh.cu/Revistas/Bio%202005/Vol.19%20No.%201-2/Bi19105-2.doc